y que ejerce en su propio beneficio y en favor de la conservación del sistema de dominación
mundial que es, precisamente, la negación del Reino de los Cielos que Jesús quiere instaurar.
A quienes fuimos educados en un ámbito en el que predomina esa manera de pensar se nos
inculcó la idea de que el poder y la función que el clericato se atribuye son incuestionables.
Precisamente en la actualidad está teniendo lugar un debate o polémica, que rebasa el marco
eclesial para llegar al gran público, sobre la “Fiducia supplicans”, una declaración eclesiástica
que propone la posibilidad de bendecir a parejas en 'situación irregular': divorciados vueltos a
casar, parejas del mismo sexo…
Quienes participan en esa polémica parece que no se dan cuenta de que con su postura, a favor o
en contra de la “Fiducia supplicans”, están contribuyendo al fortalecimiento del poder clerical.
Solicitar esa bendición, o negarse a que se conceda, es atribuir un valor a las bendiciones que los
clérigos hacen, es también reconocer el poder clerical para bendecir y el derecho de la jerarquía
eclesial para decidir otorgar o no tales bendiciones. ¿No hay nadie que se atreva a decir que todas
las formas de amor humano son benditas y que ni Dios ni los humanos necesitan ese intermediario
clerical para que la bendición sea efectiva?
Por lo expuesto puede parecer que cuestionamos el rol de liderazgo en la Iglesia, y no es así.
Como cualquier otro colectivo organizado, también los seguidores de Jesús de Nazaret necesitan
tener algún tipo de dirección o liderazgo. Por el Evangelio vemos que Jesús compara la atención y
dedicación de los dirigentes con la función del pastor de un rebaño. Aunque la imagen o idea del
pastor que cuida del rebaño tiene hoy connotaciones distintas de las que tenía en el ámbito y época
de Jesús, se comprende que se trata de enfatizar que el dirigente debe volcarse en el cuidado del
colectivo que dirige.
En otros pasajes evangélicos (Mateo 20:26-27, Mateo 23:11, Marcos 10:43-44) Jesús insiste en
que los principales del grupo deben estar al servicio del colectivo. Sabemos que hay muchos
clérigos que se atienen fielmente a esa enseñanza, y la actual dirección de la Iglesia tiene voluntad
de mejorar muchas cosas que vienen funcionando mal en la institución. En este sentido debemos
apoyar al papa Francisco contra la campaña que últimamente se ha desatado contra él desde los
sectores más reaccionarios de la jerarquía eclesial.
Pero el problema del clericalismo no es sólo, ni principalmente, el abuso de poder por parte del
clericato, sino el hecho de que la función que éste se asignó no cuadra con el tipo de liderazgo que
Jesús concebía. En pasajes como Mateo 5:12, Jesús compara la función de sus seguidores con la
de los profetas; nunca los asimila al sacerdocio. Pues bien, tenemos que constatar que la función
que la clerecía realiza se parece más a la del sacerdocio del Templo que a la tarea a la que los
profetas se dedicaban. Cuando asignaba a sus seguidores la misión de conducir a su rebaño estaba
pensando en un liderazgo, pero no en un liderazgo institucional sacerdotal sino en un liderazgo
carismático profético cuya tarea era la liberación de los oprimidos, no la sacerdotal de celebrar
cultos en los templos. La misión profética implica enfrentarse a los poderes opresores.
Jesús y los profetas se jugaron la vida enfrentándose al sistema dominante, pero la jerarquía de la
Iglesia institución se instaló en ese sistema y persiguió a movimientos cristianos que pretendieron
recuperar al Jesús del Evangelio y su misión profética: circunceliones, dujobores, bogomiles,
cátaros, valdenses, husitas, menonitas… y más recientemente los movimientos inspirados en la
Teología de la Liberación. Esta teología se caracteriza por considerar que el Evangelio exige la
opción preferencial por los pobres, y por recurrir a las ciencias humanas y sociales para definir las
formas en que debe realizarse dicha opción.
Esa es nuestra vocación como cristianos de base, y las circunstancias de nuestra última reunión
nos dieron ocasión de recordarlo. La reunión terminó con una celebración eucarística cuyas
lecturas y reflexiones insistieron en las bases y contenido de nuestra vocación. Se puede ver el
guión de esa celebración en la dirección de Internet:
http://188.171.161.205/~faustino/bibio/eucaristia%20enero%202024.pdf